J. G de Araújo Jorge
Para los que ya no son.
vez que me besaron tenia 17. Fue suave, corto y de los labios de una de mis mejores amigas del instituto. No significaba nada, no esperaba nada, no quería nada, y aún así, me hizo feliz lo inesperado de la situación. Nunca hacer algo inesperado me había reportado tanta felicidad como aquel simple gesto que no era nada.
Tú sentado en la arena. Yo estirada, con la cabeza encima de tu pierna. La música sonando. Tú canturreando. Las olas rompiendo en la orilla. Yo escuchándote. El sol yéndose tras las montañas. Nosotros compartiendo un cigarro una tarde cualquiera del domingo más importante de mi vida contigo.